miércoles, mayo 13, 2009

Al otro lado del Sol


Junto a su respiración, el segundero del reloj creyó detenerse tras la frenada del último vagón de tren. Una llamada cuya voz se elevaba automáticamente en cada escalón, era el presagio de la primera de las sonrisas. Palabras cada vez más cercanas que esperaban con el entusiasmo de la primera vez algo de lo que afortunadamente los dedos hacía tiempo habían perdido la cuenta. Allí…sólo dos. Más allá…cuatro. Y quién todavía no podía mediar palabra…habló en nombre de todos mostrando su bienvenida con una tímida carcajada… dando paso al seis.

Caricias clandestinas, besos en silencio, aire fresco entre los pies sobre cojines con sabor a ron de sobremesa, hoteles lejanos que se ven a simple vista, tacones que esperan una excusa para otro abrazo más…paseos familiares junto al río, sms de complicidad bajo la mesa, cambios de monedas por partidas y derrotas, uniones de por vida tras una goma de pelo, parques temáticos rurales, hoteles bajo tierra, pelucas, disfraces y algún que otro antiaéreo ilegal…


Partidas a los dardos sin moverse del sillón, pequeñas cabezadas de regreso entre humo y gasolina, primates que regalan su presencia tras una pequeña espera, robots que ya adornan la futura estantería, partidos de futbol que hacen despertar en el último minuto…


Lugares que albergan montañas que unen el cielo y la nieve, parajes en los que encontrar mamuts de espaldas al barro y caballos legendarios. Ciudades vacías, callejuelas en las que romper el eco a ritmo de rumba y saludos de “akunamatata” que son correspondidos. Praderas de trigo con sonrisas inmortales , pueblos de barro en los que un gps te indica el mejor lugar para “perderse” , limonadas con sabor a mojito y una pelota capaz de devolver la inocencia a todo aquel que la toca…


Cuentos a medianoche, pechos ergonómicos en los que descansar , combates de ronquidos en los que no hay vencedor ni vencido, despertadores que no dejan dormir un poco más…


Recepcionistas detectives, camareras de ley, mordiscos en la quinta avenida, hogueras plagiadas de carbón y piñas, filetes de pollo suicidas, furgonetas sin marcha atrás, casitas de muñecas con terraza y barbacoa en los que jugar a esteticién, chistes que se hacen esperar y botellas de ron que se van terminando…


Despedidas que anuncian la última noche, abrazos que preparan la próxima vez…y junto a su respiración, el segundero del reloj creyó retomar movimiento tras la salida de la estación del último vagón de tren.


Desde entonces... hay quien dice que en aquel lugar, sus sombras al igual que sus almas, quedaron marcadas para siempre...


Canción de fondo: Watermark - Enya ;)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Han sido los mejores buenos días que me han dado nunca. Maravillosa forma de comenzar el día. Gracias niña...

PD: Esta tarde me toca llevarte a tí la merienda, café y postre en copa si te apetece...;)

Para escuchar mientras: el toque de una caña rasgada, con el índice y el pulgar...

Guapa..