Ya en Septiembre...se me hace tan raro no estar preparando la maleta para volver a León y reencontrarme con todos la víspera de los exámenes...
Esa sensación de llegar otra vez en autobús y ver como el Amilivia te anuncia que el trayecto ha finalizado, pillar un taxi con un taxista cansino que te da la brasa todo el camino, al llegar, arrastrar tu maleta hasta la puerta de la resi con el "tracatacatacataca" de las ruedas de la maleta sobre las baldosas del exterior, esperar expectante en recepción a por tu llave, entrar de nuevo en una habitación vacía que huele a cerrado, deshacer el equipaje e intentar darle un poco de ambiente a lo que será tu hogar el resto del año, ver que el microondas no funciona, que te falta la mitad de la cubertería, que las sartenes no se repartiran hasta el mes que viene, que la tv todavía no está disponible, que internet sigue sin funcionar, que los sillones a cuadros amarillos y azules tienen 100 agujeros más que el año anterior, que falta la jabonera del baño, que los cristales todavía tienen restos de huevos resecos, que las limpiadoras siguen tan marujas como siempre, que la sala común tiene cada vez menos mobiliario, que Montse sigue tan payasa como de costumbre, hacer un listado con cosas que comprar en los chinos, robar un carro del mercadona para poder traer toda la comida de un sólo viaje, ir a la secretaría de la facultad y que te digan que te falta un papel, salir de cortos por todos los bares del húmedo, llegar a la resi sin saber muy bien como lo has hecho y darte cuenta que se te ha olvidado la tarjeta para entrar, pillarte un cafe en la máquina y esperar a que el sol que aparece desde el campo de fútbol reseco y los golpes de la fregona de la limpiadora contra la puerta del apartamento anuncien la llegada de un nuevo día leonés...
La verdad, es que lo echo de menos...
Esa sensación de llegar otra vez en autobús y ver como el Amilivia te anuncia que el trayecto ha finalizado, pillar un taxi con un taxista cansino que te da la brasa todo el camino, al llegar, arrastrar tu maleta hasta la puerta de la resi con el "tracatacatacataca" de las ruedas de la maleta sobre las baldosas del exterior, esperar expectante en recepción a por tu llave, entrar de nuevo en una habitación vacía que huele a cerrado, deshacer el equipaje e intentar darle un poco de ambiente a lo que será tu hogar el resto del año, ver que el microondas no funciona, que te falta la mitad de la cubertería, que las sartenes no se repartiran hasta el mes que viene, que la tv todavía no está disponible, que internet sigue sin funcionar, que los sillones a cuadros amarillos y azules tienen 100 agujeros más que el año anterior, que falta la jabonera del baño, que los cristales todavía tienen restos de huevos resecos, que las limpiadoras siguen tan marujas como siempre, que la sala común tiene cada vez menos mobiliario, que Montse sigue tan payasa como de costumbre, hacer un listado con cosas que comprar en los chinos, robar un carro del mercadona para poder traer toda la comida de un sólo viaje, ir a la secretaría de la facultad y que te digan que te falta un papel, salir de cortos por todos los bares del húmedo, llegar a la resi sin saber muy bien como lo has hecho y darte cuenta que se te ha olvidado la tarjeta para entrar, pillarte un cafe en la máquina y esperar a que el sol que aparece desde el campo de fútbol reseco y los golpes de la fregona de la limpiadora contra la puerta del apartamento anuncien la llegada de un nuevo día leonés...
La verdad, es que lo echo de menos...
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