Nunca es tarde para desenterrar los viejos diarios de tu infancia...aquellos con tapas duras de diferentes estampados que todavía conservas en el fondo de uno de los cajones del armario de tu habitación.
A pesar de llevar años, muchos años en el mismo lugar, hace tanto tiempo que no lo has abierto que al tenerlo entre en tus manos es inevitable sentir una cosquilleo extraño, una mezcla de familiaridad, recuerdo, nostalgia..
Te decides a abrirlo, y para ello...apartas con tu mano toda esa acumulación de años, meses, días, horas y segundos que con el tiempo se han ido posando sobre él, para de esa manera poder regresar, aunque sólo por unos minutos a aquel mundo que una vez fue tu infancia.
Buscas la llave para el candando, y una sonrisa resurge de repente en tu boca... la última vez que la utilizaste pusiste tanto empeño en esconderla que ahora ni siquiera tu eres capaz de recordar el lugar...en el fondo de algún viejo cajón, en un estuche cargado de pinturas que todavía conserva el olor a colegio, quizás en aquel joyero de cartón lleno de colgantes y pendientes que regalaban con la "SuperPop" y el "Vale" ...quién sabe...pero en realidad no importa, sabes por experiencia que tan sólo es necesario morder un clip por uno de sus extremos para acercarte a esas ilusiones, pensamientos y sentimientos que creías olvidados y de los que años más tarde te das cuenta que conservas más bien poco...
Hojas cargadas de corazones, de historias de amor interminable, de secretos inconfesables, de problemas sin solución, de sueños e ilusiones que hoy sabes que jamás se cumpliran...pero qué bonito es soñar cuando eres niño...
Quién me iba a decir a mi que aquel amor platónico de los 9 años, por quien suspiraba a cada minuto, con el que deseaba incluso casarme...un accidente de tráfico ni siquiera le dejaría cumplir los 20 años...O que aquel chico con cara de bueno que me traía de cabeza a los 11 acabaría en la cárcel por tráfico de drogas años después...
¡Cuanto desamor en todas esas páginas de colores con olor a fresa! Pero es gracioso... otro de los chicos, (quizá el que más marcó mi adolescencia por ser el que más me gustaba y del que nunca conseguí nada), varios años después ha sido él quién ha querido algo conmigo y yo quién le he rechazado...¡Que vida ésta tan a destiempo!
Y qué decir de aquel niño alto, guapo y simpático que entrenaba conmigo a baloncesto...En realidad nunca tuve valor a decirle nada...no me veía a su altura...y en cambio, el fin de semana pasado, 9 años después, coincidimos en un bar y fue él quien se acercó a darme su teléfono...ay...
Y qué sería de nuestra infancia sin algo tan importante y valioso en esas edades como son los amigos...hojas y hojas de experiencias, descubrimientos, azañas y aventuras recorridas juntos...
Las primeras azañas que invanden el comienzo de mi primer diario, son todas con mi primera amiga al llegar a Asturias...juramentos y juramentos de ser amigas toda una eternidad...y sin embargo hoy...no se absolutamente nada de su vida...
En cambio, una de las chicas con las que apenas hablaba durante ese primer año, se acabó convirtiendo verdaderamente en una de esas amistades que perduran toda una vida y a la cual debo el 99% de todas mis aventuras y locuras de juventud y postjuventud. Qué buenos tiempos...(algún día escribiré algo más sobre ello porque merece la pena).
Así es la vida, gira y gira...pero nunca lo hace en sentido contrario, y aunque ya hemos dado muchas vueltas, aún nos quedan demasiadas por dar...
Este blog pretende ser otro de esos diarios en los que plasmar alegrías, penas, sentimientos y frustraciones...eso sí, este no tiene tapas, no tiene candado y en lugar de esconderlo, lo abro de par en par para todos vosotros.
Y Quién sabe...quizá años después navegando por internet, encuentre escondido en el fondo del ciberespacio un blog cubierto de años, meses, días horas y segundos, que consiga hacerme sentir una cosquilleo extraño...una mezcla de familiaridad, recuerdo y nostalgia.
-Beldi-
A pesar de llevar años, muchos años en el mismo lugar, hace tanto tiempo que no lo has abierto que al tenerlo entre en tus manos es inevitable sentir una cosquilleo extraño, una mezcla de familiaridad, recuerdo, nostalgia..
Te decides a abrirlo, y para ello...apartas con tu mano toda esa acumulación de años, meses, días, horas y segundos que con el tiempo se han ido posando sobre él, para de esa manera poder regresar, aunque sólo por unos minutos a aquel mundo que una vez fue tu infancia.
Buscas la llave para el candando, y una sonrisa resurge de repente en tu boca... la última vez que la utilizaste pusiste tanto empeño en esconderla que ahora ni siquiera tu eres capaz de recordar el lugar...en el fondo de algún viejo cajón, en un estuche cargado de pinturas que todavía conserva el olor a colegio, quizás en aquel joyero de cartón lleno de colgantes y pendientes que regalaban con la "SuperPop" y el "Vale" ...quién sabe...pero en realidad no importa, sabes por experiencia que tan sólo es necesario morder un clip por uno de sus extremos para acercarte a esas ilusiones, pensamientos y sentimientos que creías olvidados y de los que años más tarde te das cuenta que conservas más bien poco...
Hojas cargadas de corazones, de historias de amor interminable, de secretos inconfesables, de problemas sin solución, de sueños e ilusiones que hoy sabes que jamás se cumpliran...pero qué bonito es soñar cuando eres niño...
Quién me iba a decir a mi que aquel amor platónico de los 9 años, por quien suspiraba a cada minuto, con el que deseaba incluso casarme...un accidente de tráfico ni siquiera le dejaría cumplir los 20 años...O que aquel chico con cara de bueno que me traía de cabeza a los 11 acabaría en la cárcel por tráfico de drogas años después...
¡Cuanto desamor en todas esas páginas de colores con olor a fresa! Pero es gracioso... otro de los chicos, (quizá el que más marcó mi adolescencia por ser el que más me gustaba y del que nunca conseguí nada), varios años después ha sido él quién ha querido algo conmigo y yo quién le he rechazado...¡Que vida ésta tan a destiempo!
Y qué decir de aquel niño alto, guapo y simpático que entrenaba conmigo a baloncesto...En realidad nunca tuve valor a decirle nada...no me veía a su altura...y en cambio, el fin de semana pasado, 9 años después, coincidimos en un bar y fue él quien se acercó a darme su teléfono...ay...
Y qué sería de nuestra infancia sin algo tan importante y valioso en esas edades como son los amigos...hojas y hojas de experiencias, descubrimientos, azañas y aventuras recorridas juntos...
Las primeras azañas que invanden el comienzo de mi primer diario, son todas con mi primera amiga al llegar a Asturias...juramentos y juramentos de ser amigas toda una eternidad...y sin embargo hoy...no se absolutamente nada de su vida...
En cambio, una de las chicas con las que apenas hablaba durante ese primer año, se acabó convirtiendo verdaderamente en una de esas amistades que perduran toda una vida y a la cual debo el 99% de todas mis aventuras y locuras de juventud y postjuventud. Qué buenos tiempos...(algún día escribiré algo más sobre ello porque merece la pena).
Así es la vida, gira y gira...pero nunca lo hace en sentido contrario, y aunque ya hemos dado muchas vueltas, aún nos quedan demasiadas por dar...
Este blog pretende ser otro de esos diarios en los que plasmar alegrías, penas, sentimientos y frustraciones...eso sí, este no tiene tapas, no tiene candado y en lugar de esconderlo, lo abro de par en par para todos vosotros.
Y Quién sabe...quizá años después navegando por internet, encuentre escondido en el fondo del ciberespacio un blog cubierto de años, meses, días horas y segundos, que consiga hacerme sentir una cosquilleo extraño...una mezcla de familiaridad, recuerdo y nostalgia.
-Beldi-
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