Hoy...va por ellas. No, no por las mujeres en general sino por una muy particular. Da igual dónde nos encontremos, si en una clase de Universidad, en un curso, una charla, una academia...porque alguna de ellas, SIEMPRE, siempre, estará allí.
Esa señora de edad avanzada que de repente decide retomar su vida y acabar aquello que no hizo en su día. Esa que permanece constantemente con la mano levantada, tiene comentarios para cada una de las frases que se digan , pregunta hasta por la marca de las tizas, y cree saberlo todo debido a su experiencia con la vida.
Al principio resulta entretenido, incluso aliviante para aquellos momentos en que el profesor realiza preguntas al aire y a nadie apetece contestar. Da igual, no hace falta pensar, porque ella, sin lugar a dudas...contestará.
Según va pasando el tiempo, deja de ser divertido...Lo unico entretenido es ver las miradas de reojo que sin apenas mover la cabeza se hacen entre sí el resto de los miembros de la clase al oír cada uno de sus comentarios que casi siempre son fuera de lugar. Entre los que ya se conocen, comienzan las patadas debajo de la mesa.
Es fácil ver como a lo largo del día, la sonrisa del profesor que estaba tan contento por tener a alquien tan colaborador, comienza a tornarse un poco falsa cada vez que ve de nuevo el brazo de la señora levantado. Quedan 10 minutos para finalizar la clase, y esa maldita mujer ha hecho que lleve un retraso en sus explicaciones de más de 50 minutos.
Esa señora de edad avanzada que de repente decide retomar su vida y acabar aquello que no hizo en su día. Esa que permanece constantemente con la mano levantada, tiene comentarios para cada una de las frases que se digan , pregunta hasta por la marca de las tizas, y cree saberlo todo debido a su experiencia con la vida.
Al principio resulta entretenido, incluso aliviante para aquellos momentos en que el profesor realiza preguntas al aire y a nadie apetece contestar. Da igual, no hace falta pensar, porque ella, sin lugar a dudas...contestará.
Según va pasando el tiempo, deja de ser divertido...Lo unico entretenido es ver las miradas de reojo que sin apenas mover la cabeza se hacen entre sí el resto de los miembros de la clase al oír cada uno de sus comentarios que casi siempre son fuera de lugar. Entre los que ya se conocen, comienzan las patadas debajo de la mesa.
Es fácil ver como a lo largo del día, la sonrisa del profesor que estaba tan contento por tener a alquien tan colaborador, comienza a tornarse un poco falsa cada vez que ve de nuevo el brazo de la señora levantado. Quedan 10 minutos para finalizar la clase, y esa maldita mujer ha hecho que lleve un retraso en sus explicaciones de más de 50 minutos.
Lo mejor es cuando llega la hora de irse a casa, esa hora que siempre se huele en el ambiente. La gente mueve su culo en la silla más de lo habitual, los boligrafos giran en las manos, la gente coloca los folios golpeándolos sobre la mesa, los más atrevidos miran disimulados sus relojs...y un minuto antes, justo un minuto...llega "la gran pregunta" desde el fondo de la clase, esa super-relacionada con el tema explicado. En mi caso de hoy "la evolución del niño":
- Mire es que me estoy leyendo un libro buenísimo...¿Usted cree que el budismo puede conseguir moldear las partes no moldeables del cerebro?
- Mire es que me estoy leyendo un libro buenísimo...¿Usted cree que el budismo puede conseguir moldear las partes no moldeables del cerebro?
Y es entonces cuando ya...no pude más. La situación me superó. Tuve que abandonar la clase........e irme corriendo a comprar el libro. Sí señora, voy a necesitar meditar. Meditar para lograr soportarla el próximo día...
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