domingo, febrero 03, 2008

Será la lluvia...



Hoy...llueve...vuelve a ser uno de esos días tristes y grises que consiguen calarte toda su melancolía con tan solo mirarles a través del cristal de la ventana.

Apenas hay gente por las aceras...de vez en cuando alguien que bajo su paraguas se apresura por llegar a su destino. ¿Qué será eso que les impulsa a salir a la calle un día como hoy?

Mi móvil sigue callado...quizá para así poder escuchar, al igual que yo, las gotas que golpean contra el alfeizar... Supongo que sólo la interrupción de ese aparato sería capaz de sacarme en estos momentos de mi habitación para decidirme a bajar y mojar la punta de los playeros junto con los bajos de los pantalones vaqueros...pero creo que hoy mi teléfono ha preferido escuchar....

Intento estudiar, pero no puedo...no tengo ganas...no me concentro...Recuerdo aquellos días en los que solíamos estudiar en la mesa del salón de tu casa, uno frente al otro, bajo la luz naranja de aquellos flexos y el sonido de los fluorescentes sobre el papel...Entre página y página, una pequeña sonrisa y una mirada de complicidad que hacía que pillaras con ganas la siguiente hoja...

Recuerdo cuando te ofrecías a hacerme un café, un té o a prepararme una "Berocca" para continuar con mis estudios hasta altas horas de la madrugada...siempre colocabas la taza en uno de esos reposavasos de cristal transparente con lunares plateados que te había comprado por sorpresa una tarde cualquiera. Mi taza era la del "gochín"y la tuya la del perro...y sabías a la perfección qué cantidad de sacarina líquida echarme.

Solías irte antes que yo a la cama y esperarme despierto jugando a la Xbox en el dormitorio, sabías que a mí me hacía ilusión...Entre tema y tema, iba corriendo y saltaba desde la puerta para caer encima tuya...nos reíamos. Un beso era suficiente para volver a retomar contenta la lectura.

Cuando mis ojos comenzaban a cerrarse, era el momento de ir a la cocina a escribirte un sms en la pizarra de metal que habíamos comprado no hace mucho, para que lo leyeras al día siguiente cuando te levantaras y fueras a desayunar. Después, iba al dormitorio, y tu abrías tu brazo derecho para que yo acomodara mi cabeza encima de tu pecho...era entonces cuando todo lo estudiado se asentaba finalmente en mi interior. Dulces sueños pekeñina...

No sé por qué hoy te echo de menos...quizá tan sólo eche de menos los recuerdos, quizá tan sólo eche de menos lo que sentía a tu lado, o quizá...todo sea culpa de la lluvia.


- Beldi -

PD. Son sólo palabras...cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

No hay comentarios: