miércoles, abril 30, 2008

Cambio de equipaje


La vida, una vez más les ponía a prueba...un imprevisto hacía que el destino del billete no fuera el elegido por los dos días antes. Cambio de planes, y también...de equipaje.

Ella, desconocía el día de regreso, así que, cabizbaja...se acercó al armario de la entrada y de puntillas, bajó la maleta grande situada en el último estante. La pequeña mochila ya preparada, no serviría para tantos días de espera...

Lentamente sacó las pertenencias de la mochila de la ilusión, y con cuidado, las fue incorporando a la maleta de la incertidumbre...

Cogió ese monedero cargado de los besos que debía y que con tanta ilusión había estado ahorrando desde la última vez...Los metió en una hucha enorme para así, poder continuar con la recolecta. La colocó al fondo de la maleta porque de esta manera...evitaría perderla o que alguien pudiera robársela.

Sacó la bolsa de la ilusión y la esperanza, la situó junto a la hucha y le reservó, además, el hueco de la mitad de la maleta porque sabía que a su regreso apenas podría caberle...

- Allí hará mucho más frío- pensaba, mientras añadía una caja repleta de aquellos abrazos cargados de calidez que había recibido de él en ocasiones anteriores.

- Esto, para los momentos de aburrimiento....- dijo en voz baja mientras incorporaba un libro lleno de carcajadas con sabor a timbre.

- Posiblemente por las noches me cueste dormir...- E introdujo en la maleta una memoria de móvil saturada de sms que poder releer.

- Seguro que me aburriré durante el viaje... ésto lo dejaré a mano...- Y puso sobre la mesita de su cuarto, el reloj que almacenaba los momentos en los que que ella había decidido parar el tiempo. - Estoy segura que me harán ir sonriendo durante todo el trayecto..-

Cuando su maleta estaba repleta... no le quedó más remedio que tener que acudir al petate que tenía en su cuarto para que le cupiesen también todas esas ganas de volver a verle.

Introdujo de nuevo su mano en la pequeña mochila y removió en su interior para comprobar si se dejaba algo olvidado...Un objeto pequeño y suave rozó la yema de sus dedos. Sonrió...lo agarró con fuerza...y lo guardó en el bolso derecho de su abrigo, junto a ella. Algo tan importante no podía estraviarlo. Era..la vela. La que prometía el reencuentro.

Cogió sus maletas, y antes de salir de casa...dejó encencida la llama del recuerdo, la de aquella vela que ya les había iluminado con anterioridad, exactamente...en la última velada. Abrió la puerta, esbozó un pequeño suspiro...y se marchó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más triste de los viajes es emprenderlos sin un gran libro. Convirtamos entonces nuestro corazón en una buena lectura. Una página tras otra de apasionante prosa que conquista a cada frase...haciendo real el más bello de los recuerdos.

Los expertos en maletas sabemos que las pasiones son viajes del corazón.

¿Pasajeros al tren? ¿al bus?. Claro, pero con las ventanas abiertas. El viento aviva las llamas, esa que corona una excusa en forma de vela. ¿Pero sabes qué?...sólo con el recuerdo del pasado y de lo vivido... se forma el porvenir.

Pd: estoy muy orgulloso de tí. Hazme un hueco en tu maleta.

Chófer..cuando usted quiera.

Anónimo dijo...

Anda mira... pues a mi también me la han metido doblada este puente.

"Tocala otra vez, Sam"